Omnipotente

¿Has sentido que eres capaz
de quemar al fuego y humedecer al agua,
que tus palabras son órdenes a la existencia y
que tu voz es el elixir imperante por excelencia?

¿Has creído que lo inherente al hombre te pertenece,
que cualquier razón se subordina a tu mirada,
que todo momento exento a ti
es un error imperativo del tiempo
y que tu soplo pondera supremacía sobre las divinidades?

¿Has escuchado como corre en ti
la sangre del que todo lo puede,
como tu aura encandila a las estrellas
y como tus rezos auto referentes
sobresalen de la tierra?

¿Has visto como tu majestad
ha degenerado en orgullo para otros,
como hombre y mujer se entrelazan
en una sola nota del laúd y
como los espejos te muestran a Zeus?

Ahora eres el Omnipotente,
quien con un solo suspiro destruye la tierra,
con un solo pensamiento crea vida
y con una sola pretensión juega con la muerte.

Su excelencia…
…bienvenido al infierno.

Fiadmo

Soledad

Soledad como estado perpetuo
de momentos finitos,
compañera de arduas labores,
angustia de viejos marchitos
y fantasía de personajes desvirtuados.

Soledad como nombre de vida,
como canción a la nada,
como estrella prístina
de horizontes no explorados,
como rabia en el pecho,
como desesperanza a flor de piel,
como grito desgarrador no expulsado.

Soledad como viaje sin retorno,
como una despedida esperada y no producida,
como el viento surcando océanos,
como tu mirada en torno a la mía.

Soledad como vaciedad de vida,
como destino conocido y no preparado,
como término indudable de caminos recorridos,
como saltar a la esperanza de no seguir vivos.

Fiadmo