Soledad como estado perpetuo
de momentos finitos,
compañera de arduas labores,
angustia de viejos marchitos
y fantasía de personajes desvirtuados.
Soledad como nombre de vida,
como canción a la nada,
como estrella prístina
de horizontes no explorados,
como rabia en el pecho,
como desesperanza a flor de piel,
como grito desgarrador no expulsado.
Soledad como viaje sin retorno,
como una despedida esperada y no producida,
como el viento surcando océanos,
como tu mirada en torno a la mía.
Soledad como vaciedad de vida,
como destino conocido y no preparado,
como término indudable de caminos recorridos,
como saltar a la esperanza de no seguir vivos.
Fiadmo