
Cultivando úlceras de recuerdos,
manteniendo pasiones en mente,
viviendo las fallas del fuerte,
anhelando la indómita sonrisa
de la rabia expresada.
Viviendo ebrio la eternidad,
imaginando paz en el corazón del hombre,
luchando con bríos por el amor,
sin desmedros,
ansiando el sueño erótico
del vacío en llamas.
Era lo que no cabía en mi brazo,
lo que no salía de mi boca,
lo que se desvanecía en un te amo,
lo que varía en un instante
de sábanas entrelazadas.
Insomnio de bocas marchitas,
pasos de seres indefinidos,
espacios abiertos de talco enmohecido,
intento perenne de masacres eternas;
te siento, muerte.
Fiadmo