
¿Sentémonos? Hay mesa para dos.
¿Gusta de café?...
Su perfume huele a canela y a miel.
Su mirada recorre intrépida mis recovecos,
y su carisma no deja espacio en mí
que no se exalte en su presencia.
Hoy la he encontrado, tesoro ansiado,
después de la búsqueda más ardua y
de la esperanza más lastimada.
Simplemente es mía,
aun sea en mis pensamientos,
anhelantes de proveer a sus labios
un dulce te quiero,
impetuosos por ver en su rostro
sólo un ápice de ternura.
Sinceramente no busco en usted siquiera
muestra alguna de reciprocidad,
mas como deseo que su calidez
no se extinga, y que la almohada sobre
la que reposan sus sueños se convierta
en el objetivo en que descanse mi existencia.
La necesito, imperiosamente,
pero su presencia se encarga de mutilar la mía.
No sé si tal vez basta con respirar,
pero me ha dejado sin más alternativa.
Sé que jamás será mía, no hago duelo de aquello,
que me vale mucho ser suyo en fantasía
y lo hace poco la aversión de encontrarme
con negativa respuesta en vida...
Marche por buen camino, musa inspiradora,
no olvide jamás a quien no puede dejar
de crearla en su pensamiento,
que dicho ser no os olvidará nunca, y que
puede vivir por el sólo fin
de volver a encontrarle y compartir,
por última vez, una taza de café en su compañía.
Fiadmo