¿Qué es un espejo?
se preguntó el hombre un día.
¿qué mirar en él?
¿por qué mirar en él?
al hombre en magna reflexión,
acudiendo a razonamientos
importantes, pero incoherentes,
exhortándolo a superarse,
embriagándolo de filosofía,
instigándolo a la sabiduría plena.
Después de la eternidad de tal creación,
el hombre se sintió frustrado y fracasado,
pues no había logrado encontrar satisfactoria
respuesta a su inquietud,
lo que provocó que, nuevamente,
tal ser clavará sus ojos en el centro de su duda.
Recurrió el hombre entonces a la sierpe,
hermosa, magnífica, única,
para encontrar aunque sea un soslayo
definitorio acerca del reverberador aparejo.
La sierpe, altiva e imperial,
desnudó las cualidades del espejo,
e idolatró al hombre,
acudiendo al cómo su perfección corpórea
queda retratada infinitamente frente a él.
Agregó también que el espejo regeneraba
la divinidad y las dotes plenos del humano,
y cómo no existía corazón latente
capaz de escapar a la inteligencia superior
del simio superdotado.
Y entregó la sierpe conocimiento
y sabiduría plenas al hombre
que andaba en tinieblas.
El hombre entonces se dio por satisfecho,
y fue capaz de crear a destajo,
agradeciendo a la sierpe por la eternidad.
Siete años después,
cuando el hombre conocía su poderío,
apareció pastando en el prado un recental,
cándido, pueril, extrañamente bello.
El recental vio como el hombre cargaba
siempre con un espejo por delante
y sonriendo le preguntó
qué se sentía cargarse dos veces.
El hombre que no entendió la pregunta
miró en menos al recental,
señalándole que su espejo era espléndido,
a lo que el recental sólo se remitió a concluir:
Hombre, te cargas en tus pies
y en tu espejismo.
a la sierpe que llevaba en su morral.
Y la sierpe mordió de muerte al
recental en su tobillo,
y el recental murió,
y la sierpe murió por siempre,
y el hombre quedó desnudo.
¿qué mirar en él?
¿por qué mirar en él?
Fiadmo