viernes, abril 27, 2007

Un beso a la eternidad

Allí donde nace la discordia,
radica mi fe,
donde el laberinto se angosta,
permanece mi esperanza,
donde las espinas no sólo clavan,
sino matan,
allí se refugia mi vida.

Porque algún día estuve en concordia
y me di cuenta que con un paradigma errado,
cuando estuve en lo cómodo,
descubrí la mentira cizañera,
cuando el manjar brotaba de las paredes,
me hundía en el suelo de la incoherencia,
cuando me hablaban de felicidad,
me apuñalaban por la boca,
cuando me miraban a la par,
era juguete de lobos.

Temí al dolor,
sufría en la oscuridad,
me maravillaba en el arco iris,
gozaba de sábanas limpias,
luchaba por la inercia y
apostaba a ciegas.

No sabía nada de la existencia,
el sentido se acurrucaba en miradas ajenas,
el amor era piramidal,
el tiempo confuso.

Para qué,
si basta contigo,
y basta conmigo.
Porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte,
porque tu Dios es mi Dios,
porque tu esperanza es la mía,
porque tu vida es mi vida,
porque tu dolor es mi dolor.

Qué más pedir,
qué más anhelar,
qué más decir sino continuar.
Cómo maravillar si no es por tu razón,
cómo creer si no es por tu ser.


Eres y soy,
no más que criaturas,
pero no menos que ellas,
no más que extraños,
pero no menos que hombres,
no más que él,
pero no menos que ella,
no más que un dulce suspiro,
y no menos que un beso a la eternidad.

Fiadmo